Cuando casi todo son preguntas

16.03.2010 por Rubén Díaz | ZEMOS98

¿Qué esperamos de este cultivo? ¿A qué somos capaces de renunciar a cambio de un espacio común? ¿Por qué no huir de esta sensación de hiperproducción que nos estresa o, peor aún, nos regala canas a los treinta? ¿Es buena idea salir de los túneles que estamos cavando para descubrir que quizá cavar no es la mejor de las opciones? ¿Podemos vivir atascados en un paragüero? ¿Cómo se sincroniza un sureño en un espacio muy frío? ¿Pasa el futuro por la desconexión temporal? ¿Qué consecuencias tiene la agrupación en bandadas sin fijar unas reglas básicas para el vuelo? ¿Es nuestro e.c.o. un estado común de ondas? ¿De qué (otras) formas podemos gestionar el tráfico de ideas? ¿Somos nuestro propio problema? ¿Necesitamos un plan B o somos el plan B? ¿En casa de herrero, cuchillo de palo? ¿Qué aportas? ¿Qué te quieres llevar? ¿Hay que organizarse?.

Esta mañana ha comenzado nuestro cultivo de microbios, un "encuentro experimental de microorganismos culturales". Y casi todo han sido preguntas. Porque el nosé-ticismo une mucho (enlace corregido). Como San Agustín, al ser interrogado por el tiempo, si no me preguntan qué es este cultivo de microbios, lo sé. Si me lo preguntan, lo ignoro. Y es que no sabemos muy bien lo que va a pasar, pero sentimos que algo ocurre, que somos afines, que hay correspondencias y que nos necesitamos.

Este cultivo es consecuencia de un hecho insólito para ZEMOS98. Desde hace ya varios años, invitamos a una persona para que nos acompañe en el proceso de programación del festival. Solemos pensar el tema o el marco en el que queremos trabajar y, en función de esa variable, proponemos a alguien a quien admiramos, a alguien a quien queremos conocer mejor, del que queremos aprender. Siguiendo esta lógica, surge la idea de los microbios y se nos ocurre pedir varios informes en vez de contar con una sola persona (posteriormente irían acompañados de una entrevista en profundidad a cada informante) que cumplirían el papel que otros años han hecho Mar Villaespesa o Juan Freire. La calidad y la calidez de los textos de María Ptqk, AMASTÉ, Medialab Prado, Yproductions, Corpus Deleicti y Lluís Guiu necesitaban de una puesta en común y, tras cierto tiempo tratando de avanzar en una lista de correo, llegamos a la conclusión de que el festival sería ese espacio común donde compartir las referencias y puntos de vista que cada cual había expresado mediante sus informes.

Y decía insólito no por algo que puede ser más o menos irrelevante (que haya una o varias personas que nos ayudan a pensar el festival). Es insólito porque es la primera vez que el festival es el espacio y el tiempo para pensar el propio festival. Este cultivo tiene una clara vocación meta-festivalera. Este cultivo se pone en marcha para saber qué programaríamos si nos pusiésemos a programar el festival juntos. Si tuviésemos que hacer todos un prototipo de festival, sobre qué cosas deberíamos hablar; por el momento aparecieron cuatro preguntas:


  • ¿Cuáles son los ecos, los lugares comunes que visualizamos entre nosotros?
  • ¿Con qué problemas u obstáculo nos encontraríamos?
  • ¿Cómo identificar las fortalezas?
  • ¿Cuáles las patologías y cuáles las vacunas?.

Estas preguntas han sido, tras una primera ronda de presentaciones, las que han guiado la dinámica de esta mañana. Además de los ya citados (con la ausencia por diversas razones de Medialab Prado y Corpus Deleicti), decidimos ampliar la invitación a Julen Iturbe, Hackitectura (Pablo de Soto), radarq.net (Paco González) o sinstudio (Paula Álvarez).

Hemos dudado mucho sobre si abrir una convocatoria para este cultivo o no. Pero como ya había un debate iniciado y un grupo de trabajo, hemos preferido probar con esta metodología y «pensar en pequeño». No se trata de «grupo de expertos». Pensando en la experiencia del año pasado en el IES Antonio Domínguez con Platoniq y su BCC, lo denominaría «grupo dinamizador» (o «grupo motor»). A veces, este tipo de dinámicas funciona mejor con un grupo autoorganizado que marca los puntos de inicio y se divide en células de trabajo capaces de «volar en paralelo», multiplicarse, expandirse, amplificar, mutar y convertirse en una plaga. La idea nos seduce, o «algo sucederá», decía Julen en su primera intervención. Cuando casi todo son preguntas, sólo queda dejarse llevar.

Metodología

Nos hemos dividido en grupos («células») con el objetivo de responder en diez minutos y en no más de 140 caracteres las preguntas propuestas. Un portavoz de cada grupo ha glosado brevemente al resto de los grupos su tweet (por el momento aquí sólo los apuntamos). Hemos respondido, a menudo con nuevas interrogaciones, a las dos primeras preguntas:

¿Cuáles son los ecos, los lugares comunes?

  • ¿Es posible un estado común de ondas?
  • Convicción, potencial, resistencia, autonomía, obstáculos, afectos, en un proceso de autoorganización
  • Somos microbios dispares volando en formación. Sí, pero no. Remézclalo.
  • No sólo trabajar por proyectos, sino construir una estrategia común, en casa del herrero, cuchillo de palo.

¿Con qué problemas u obstáculo nos encontraríamos?

  • Empresas del procomún y sistema: ¿acaso entendemos los problemas invisibles y no sabemos resolver los visibles? ¿Esto es nuevo?
  • ¿Necesitamos un plan B o somos el plan B?
  • Paradoja: intentar construir un procomún desde marcas (identidades) individuales

Cuando nos disponíamos a hincarle el diente a la tercera pregunta, surgió una nueva duda. ¿Cómo compartir el código fuente? ¿Cómo publicar lo que en el cultivo estaba ocurriendo? ¿Cómo ir más allá de esta crónica y sumarnos al potencial de lo anónimo? Con la referencia de los FLOSSmanuals y el libro "Collaborative Futures" editado en pocos días y a doce manos durante la última Transmediale, empezamos a barajar distintas opciones de publicación.

Uno de los objetivos de mañana será decidirnos por un modo de comunicación y conversación online; de momento, destaca ELGG, por ser software libre y colaborativo. Otras opciones son hacer un blog, compartir un wiki o un GoogleDocs, o probar herramientas del tipo Pirate Pad.

Me voy a la cama pensando en que «hay que organizarse... hay que organizarse...
hay que organizarse... hay que organizarse... Porque, claro, te desorganizas y... primero se te va el corazón, pero luego se te van los riñones, o el hígado, o cualquier otro órgano...».

comentarios

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1 - Julen 16/03/2010 - 07.06

Hay que organizarse... lo justo y necesario. Eric Abrahamson, un tipo de la Universidad de Columbia, suele decir que uno de los grandes males de las organizaciones es que están sobreorganizadas. Vale, un microbio, por definición, no puede habitar ese territorio, pero que no se deje seducir por la gloria ;-)
Por eso, organización sí, pero sin achicar espacios de libertad. Porque luego la vuelta atrás es imposible.

2 - Ricardo_AMASTE 16/03/2010 - 17.42

Puede que mucho tenga que ver con desear lo que no se tiene. Quien tiene una bici quiere un caballo, quien tiene un caballo quiere una bici.

3 - kAWsjGxJpFo 29/03/2015 - 17.11

4 - wvBzhDGQHQxINAS 29/03/2015 - 17.31

5 - IkccgLIRNJkQi 29/03/2015 - 20.24

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