about

Somos obstinadamente pequeños. Admitámoslo, somos microbios. Y a pesar de ser eso, seres microscópicos invisibles, nos obsesionamos con crecer. Somos individuos minúsculos jugando a interaccionar con otras formas de vida de diferentes tamaños y tratamos de establecer cadenas, de crear redes de pares o redistribuirnos por afinidad, familiaridad o simple azar. Somos eso, seres vivos diminutos con memoria. Pequeñas células sociales que comparten saberes. Microorganismos que se perpetúan, con sus virtudes y defectos, a través del tiempo, el espacio y en continua representación.

Hemos mutado. Hemos mentido. Hemos procreado. Hemos repetido. Hemos llorado y seguimos riendo. Como también hemos pensado.Y hemos producido cibercultura. Un cambio tecnosocial ligado a transformaciones en la sensibilidad, la ritualidad, las relaciones sociales, las instituciones y las organizaciones políticas. Ya nunca sentiremos, oiremos, oleremos, tocaremos y veremos de la misma manera. Si la educación puede suceder en cualquier momento y en cualquier lugar, entonces cada día practicas una pedagogía de contacto. Si aprender es una experiencia expandida, entonces la vida cotidiana es la escuela del siempre sin fin. Si la ciudad es una constante performance social y cultural, entonces todos somos actores y esto es teatro descomprimido. Si secuencias tu vida y la narras, compartes y remezclas a través de imágenes, sonidos y textos, entonces tú también lo eres : un ser vivo diminuto que se confiesa diariamente, que comparte su microhistoria, que aprende comunicándose y contándose. Un microbio de identidad múltiple e invisible.

Queremos conversar sobre los pequeños grandes cuentos. Como aquél del potaje. O el de esa esquina. O el de un tocadiscos abandonado, reencontrado a su suerte por un viejo DJ, padre de una joven soprano, que es amiga de un rapero de pueblo, que está enamorado de los sms de una poetisa treintañera, que escribe para olvidar y que escucha una canción en bucle, donde se hablan de las ecuaciones diminutas, de las cuentas de la vieja y de los rincones irreductibles, oída alguna vez por amigas que comparten secretos de balcón, que saben la historia de la cafetera robada por el vecino rico, el que esconde el libro sobre la sexualidad de las moscas, donde alguien escribió sobre cabezas pensantes y dubitativas, sobre escombros que no recuerdan cuando nacieron, que está al lado de una máquina dedicada a los que rehacen, los que formulan y reformulan, los del del interfaz y el avatar, los facilitadores, los aduladores y los conectores, los redentores persistentes, los quijotes urbanos, las maestras de todo y nada. Esta es una historia de nosecuando, escrita por quién sabe y leída en nosedónde.

Bienvenidas pequeñas personas, persistentes micro-usuarias del 12 Festival Internacional ZEMOS98, dedicado este año a vosotras : "Microbios, seres vivos diminutos."

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Consulta el argumentario de la imagen, "Por un puñado de Microbios", por Ricardo Barquín Molero.