20.03.2010 por
La necesidad de crear plataformas que den visibilidad pero que al mismo tiempo analicen y reflexionen sobre la producción audiovisual de nuestros días es inminente. EMBED.at propone un nuevo formato o «laboratorio» dónde probar otras formas de trabajar con el «audiovisual integrado». En un contexto donde se acrecienta la amenaza sobre nuestras libertades en Internet, la producción audiovisual que tanto se ha enriquecido con la revolución digital, reclama «un tiempo y un espacio» para la asimilación de las nuevas propuestas audiovisuales.
Móvil Film Fest, Festivalito, yerblues.net y ZEMOS98 unen fuerzas para hacer frente a las problemáticas que han ido apareciendo en sus diferentes trayectorias como creadores, productores y difusores de la cultura audiovisual. Para comenzar nos proponen esta red de intercambio para compartir información y experiencias, enfocada no tanto en las herramientas si no en los procesos y contenidos.
El documental Copyright Criminals, proyectado ayer en el festival, realiza un análisis sobre los orígenes del hip-hop que, basado en el sampling, es el fenómeno cultural que más ha potenciado el arte de la remezcla.
Lo que nos viene a decir es que los «prestamos» de sonidos, o elementos en el caso de otras disciplinas artísticas, son un procedimiento natural dentro de la creación a lo largo de la historia. Sólo cuando aparece el factor monetario lo que antes crecía libremente en los márgenes se convierte en foco de atención y comienzan restricciones. La búsqueda de beneficios económicos se enmascara tras el entramado burocrático de licencias y su supuesta justificación basada en la «propiedad intelectual».
Las palabras de grupos como Public Enemy, De La Soul, y Digital Underground son esclarecedora sobre la cuestión, pero sobre todo el caso de Clyde Stubblefield sería la mejor respuesta para aquellos que insisten en criminalizar el libre uso e intercambio de archivos de audio y vídeo en formato digital.
Ya sea organizando un sindicato de taxistas en Seattle, como participando en el movimiento antiglobalización para el que formó la Infernal Noise Brigade, Filastine no cesa en su empeño por mostrar las injusticias y atrocidades de la sociedad capitalista dominante. Sus actuaciones son parte de un trabajo que pone en marcha mecanismos que funden lo artístico con el mediactivismo.
La reutilización de materiales en desuso con los que generar sonidos dan a su directo los sabores más intensos, reciclaje que también destaca en su potente producción audiovisual. Sin embargo es su honestidad creativa y de puesta en escena la que nos convence por no pretender ningún tipo de efecto superfluo más que la transmisión de un mensaje con una estética clara a ritmo de la percusión más callejera.
Por otro lado, es su capacidad para configurar dispositivos para la acción dentro del contexto de la lucha activista lo que le convierte en punto de referencia de una generación de «artistas» que han sabido mantenerse en los puntos calientes o zonas de conflicto social para desarrollar una función que va más allá del ámbito cultural. En esta línea destaca su labor como agitador del movimiento ecologista con su proyecto “Sound Swarm (of the Bike Bloc) @ the Climate Summit” realizado durante la pasada Cumbre sobre el Cambio Climático en Copenhague.